Desde la revolución industrial
hace ya algunos siglos, la tecnología y la economía han avanzado de la mano en
una forma acelerada. Surgió de la mente de ingenieros de aquella época la máquina
de vapor, que generó un avance tal en la industria, que moldeó el futuro de la
misma y creó nuevas necesidades para los magnates de la época. Lo que comenzó
como una innovación en la producción de producto, terminó definiendo la forma en
que la industria trabaja. Más adelante, en una segunda revolución industrial,
la electricidad toma el papel de la máquina de vapor, una vez más, cambiando
aún más la forma en que se conciben las cadenas de producción y el estilo de
vida de las personas.
Se puede hacer una comparación similar con las tecnologías de la información. La presencia de la
computadora, el internet y las telecomunicaciones; comenzó al
igual que la electricidad y la máquina
de vapor, como ideas para aumentar la productividad de las empresas, que al
final transformaron la manera en que se concibe la industria y la economía.
Tecnologías tan poderosas que cambian el concepto mismo de la industria que la
desarrollo. Surge la paradoja de que vino primero, la tecnología o la necesidad
por la tecnología. Avances tan influyentes como el computador que cambian
profundamente los paradigmas que concibieron estos avances, el capitalismo de la postguerra, cambiando este sistema que una vez no necesito del computador
ni de las telecomunicaciones, a verse colapsado hoy en día si falta alguno de
los dos. ¿Qué sería de la bolsa de
valores de Wall Street sin celulares, correos electrónicas, computadoras?
Presenta un reto prepararse para un
futuro moldeado por tecnologías tan influyentes como las de información, un
futuro donde el sistema en el cual vivimos habrá cambiado por estas
tecnologías. Surge la pregunta de si somos dueños o esclavos de la tecnología, que a además de ser confusa la respuesta, como buena paradoja que es, representa la realidad en la que se vive hoy en día. Quedará en cada persona prepararse, actualizando sus conocimientos
para ir a la par de un sistema económico que está siendo cambiado por sus
mismos productos. Una paradoja a la cual nos vemos obligado a vivir pero que al
mismo tiempo brinda beneficios inimaginables para nuestros antepasados, que simboliza los grandes avances que ha logrado la humanidad en tan corto tiempo.
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